DONDE HAY
DICTADURA
NO HAY DEMOCRACIA
Por Sergio Jesús Fernández,
8 de Octubre de 2012.
Es curioso ver como
existen personas que se han sorprendido con el resultado de las recientes
elecciones presidenciales en Venezuela. Casi todos esos sorprendidos coinciden
en un mismo comentario: “Ayer perdió la democracia en Venezuela”. Discúlpenme,
pero ayer no perdió la democracia en Venezuela. La democracia perdió en
Venezuela el 2 de Febrero de 1999, cuando el pueblo venezolano eligió como
su presidente al golpista, convicto y confeso, Hugo Chávez Frías. Ayer la
democracia no perdió en Venezuela porque ayer la democracia no estuvo presente
en Venezuela. Ayer estuvo presente en Venezuela una cantidad abrumadora de
personas (posiblemente la mayoría) que creen en la democracia, pero la
democracia como tal, no estuvo presente.
Ese es precisamente el peligro de ir a elecciones democráticas contra
un dictador, la falsa imagen de democracia y legitimidad que quedan luego
manifiestas. No se echa suertes con un ladrón para determinar si se queda con
la mercancía robada o no. Ese no es el procedimiento adecuado.
Los dictadores no merecen quedar ante el mundo como presidentes que han
sido electos democráticamente. Darle al mundo esa falsa impresión es una
imperdonable mentira colectiva. Todos los que conocemos la realidad de la Venezuela
de hoy, sabemos que Hugo Chávez Frías no representa la voluntad de la mayoría
del bravo pueblo.
Creo que es hora ya de que los pueblos entiendan que seguir jugando a
la democracia con los dictadores es una forma de ayudarlos a parecer legítimos.
A los dictadores no se les puede derrotar democráticamente, porque donde hay
dictadura no hay democracia. Tampoco se les puede derrotar con el uso de la
violencia, porque eso les da ante el mundo un motivo para atropellar aun más y masacrar impunemente
a la población. A los dictadores sólo se les puede derrotar con el
uso organizado y consuetudinario de la desobediencia civil. Pero eso sí, la
desobediencia civil tiene que ser llevada a cabo por la abrumadora mayoría, de
lo contrario; pueden correr la misma suerte de las ejemplares Damas de Blanco en la Cuba
neo-feudalista de los castro.
El
día en que todos los que amamos la libertad y la democracia nos hagamos eco de
un fuerte y rotundo YO NO COOPERO CON LAS DICTADURAS, entonces sí van a cambiar
las cosas. Mientras tanto, yo quiero seguir teniendo fe en que ese día “ya
viene llegando”.