SONETO PARA UNA MUSA DORMIDA
Sergio Jesús Fernández - 6 de Octubre de 2013
Pensando que la he puesto en el olvido
¿Se habrá enojado conmigo la Musa?
Prefiero consolarme con la excusa
de que “mi Musa sólo se ha dormido”.
O tal vez porque estoy tan sumergido
en las cosas profundas de mi fe,
la Musa, que conoce lo que se,
mantenerse alejada ha preferido.
Que venga a visitarme cuando quiera,
pues ella es mi romántica quimera
y aprecio todo lo que me ha traído.
La Musa es la invisible compañera
que me hace recordar la primavera
por eso a despertarse la convido.