PERDON vs. CONDESCENDENCIA
(Sergio J. Fernández, 6 de
julio de 2015)
Aunque parezcan lo mismo, la
CONDESCENDENCIA y el PERDÓN, son algo bien diferente. La CONDESCENDENCIA tolera
lo mal hecho, mientras que el perdón exige arrepentimiento y sobre todo el
compromiso de no volver a cometer la falta por la que se ha recibido el perdón.
Desgraciadamente, la legislatura actual de los EEUU ha caído en la
debilidad de la CONDESCENDENCIA. No por razones de índole humanitario, sino por
ambiciones políticas y de poder, la actual legislatura “se ha acomodado al
gusto y la voluntad” de los que venden y consumen alcohol y drogas, de los que practican
la inmoralidad, de los que participan de la prostitución, de los que practican
la corrupción y se roban el dinero del pueblo, de los que se enriquecen mientras
empobrecen a otros mediante los “juegos de apuestas”, en fin; la legislatura
actual se ha vuelto condescendiente con el pecado.
Para dar una muestra de que la CONDESCENDENCIA del actual gobierno de los
EEUU está motivada por intereses que nada tienen que ver con el bienestar del
pueblo norteamericano, baste mencionar que existen miles de familias pobres que
necesitan tratamiento de quimioterapia para alguno(s) de sus miembros, y no
pueden costear dichos tratamientos, los cuales sólo pueden ser recibidos en
centros médicos con la debida certificación para esos fines. Sin embargo; el
gobierno justifica el uso de la marihuana “con fines medicinales”, prácticamente
al alcance de cualquier bolsillo, y hasta cubierto por la seguridad social. Hay
mucho dinero y poder de convocatoria en el imperio de las drogas. Y el gobierno
los necesita.
Otro engaño masivo es el de “la preferencia sexual”. Han sido
CONDESCENDIENTES con legalizar el matrimonio entre dos personas del mismo sexo,
alegando la libertad de “preferencia sexual”. Cuando en realidad, las
preferencias sexuales son muchas, y muy complejas, mucho más que la
homosexualidad. Según la psicología, el masoquismo, el sado-masoquismo, el
fetichismo, la poligamia, la zoofilia y la pedofilia, entre otras, también son
preferencias sexuales. Todas, sin excepción; son contra natura. Pero hay mucho
dinero y poder de convocatoria en la comunidad “gay”. Y la actual legislatura
necesita de ese dinero y poder de convocatoria, para poder llevar a vías de
hecho sus ambiciones de poder.
Legalizar las malas acciones, como las drogas y la inmoralidad, no las
convierte en buenas acciones, simplemente obliga a las personas de bien a
aceptar el mal. Pero la aceptación de lo mal hecho nunca va a mejorar al individuo,
ni a la sociedad que este compone, por el contrario; lo va a estimular a
continuar haciendo lo malo, y otros tan débiles como él terminarán imitándolo. Así
empezó con la legalización del consumo de alcohol, y ya ven como ahora siempre
se culpa al borracho y no al que le facilitó la borrachera. Hoy son la marihuana
y el matrimonio gay, mañana pueden ser la cocaína y la pedofilia, después de
todo, existen países donde el matrimonio entre adultos y menores es
absolutamente “legal”.
Dios ama tanto a los pecadores, que murió muerte de cruz por todos
nosotros, pues todos somos pecadores. Pero hay una gran diferencia, pues cuando
Dios nos perdona, también nos exige que no pequemos más. Eso es palabra de
Dios.
“Entonces
Jesús se puso de pie y le dijo: -Mujer, los que te trajeron se han ido. ¡Nadie
te ha condenado!
Ella le respondió: -Así
es, Señor. Nadie me ha condenado.
Jesús le
dijo: -Tampoco yo te condeno. Puedes irte, pero no vuelvas a pecar.”
- Juan 8:10-11