Sergio J. Fernández, 30 de Diciembre de 2011.
A medida que se va acercando el final del 2011 y la mente, incansable, nos recuerda los acontecimientos que marcaron este año en nuestras vidas, le pido a Dios que en su divina e infinita misericordia se apiade de nosotros y permita que las aguas vuelvan a sus causes y regresen a su nivel, como lo hizo en tiempos de Noé. Son tantos ya los que sufren por causa de esta excesiva desigualdad, que cada vez reduce más el grupo de los que tienen demasiado y aumenta demasiado el grupo de los que no tienen, que pienso que sólo un milagro podría cambiar las cosas. Ojalá que el milagro nos venga por compasión y no por ira, que ya sabemos lo que la ira de Dios es capaz de hacer. Llenémonos más de amor y menos de ambiciones, pues sólo el amor mueve la voluntad de Dios al perdón y la compasión.
No comments:
Post a Comment