NI MUY MUY, NI TAN TAN
Casi todo lo bueno cuesta, tiene su precio, ya sea de una forma u otra, pagando monetariamente o con determinado esfuerzo, pero casi nunca hay beneficio sin sacrificio, o por lo menos esa es la generalidad, aun en la naturaleza. Por ejemplo; a los osos no les importa mucho recibir unos cuantos aguijonazos de las abejas, si ese es el precio por saborear la rica miel que ellas tan laboriosamente fabrican. Sin embargo; a ningún animal con experiencia, se le ocurriría comerse una de esas ranas venenosas de Centro y Suramérica. Esas que tienen una combinación de colores tan intensos y brillantes, que a la mayoría de los humanos les parecerían perfectas como mascotas. Parecen ranitas de juguete, pero todo lo que tienen de lindo esas insignificantes ranitas, también lo tienen de dañino y mortal.
¿Y a donde quiere este ir a parar? Se preguntarán ustedes. Pues bien, mi analogía se trata de los extremos en cuanto a las relaciones humanas. La mayor parte de las veces estamos dispuestos a pagar el precio necesario para disfrutar “la miel” del cariño y el afecto de las personas amadas, pero cuando se trata de bellezas mortales; son muy pocas las personas con experiencia, que están dispuestas a inmolarse por una belleza que sólo es aparente.
En otras palabras, es bueno azuzar un poco a la pareja en ese erótico juego del deseo y la pasión, es más; yo diría que es hasta beneficioso para evitar la monotonía. Digamos que de cierta forma, ese sería el merecido aguijonazo de abeja para saborear la miel. Pero cuidado, no dejen que se les vaya la mano, no se pasen de rosca, pues como de lo sublime a lo ridículo hay sólo un paso, también de abeja a rana venenosa la transición puede ser imperceptible, y podemos terminar enviando el mensaje equivocado a la persona amada.
Excepto los "hijos del maltrato", las personas normales tenemos un mecanismo psicológico de defensa que bien pudiera resumirse con esta frase:
NECESITO TU MIEL LO SUFICIENTE COMO PARA DEJARME “PICAR”, PERO NO ESTOY DISPUESTO A MORIR DE SUFRIMIENTOS POR TU CARA LINDA.
“Todos los extremos son malos…”
Sergio Jesús Fernández, 11 de marzo de 2011
Me gusta la miel hasta el arrebato, no quiero decir que mato pero me dejo pinchar por un buen aguijonazo...muy valido el consejo, no hay que exagerar en nada...saludos.
ReplyDeletejajajaja...
ReplyDeleteGracias Gini, tus comentarios siempre son bien recibidos, como recibe el aplauso aquel que expresa su arte sobre las tablas.
Saludos para ti también.