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Monday, September 12, 2011

SALMOS 38

SALMOS 38

1 SEÑOR, no me reprendas en tu enojo ni me castigues en tu ira.
2 Porque tus flechas me han atravesado, y sobre mí ha caído tu mano.
3 Por causa de tu indignación no hay nada sano en mi cuerpo; por causa de mi pecado mis huesos no hallan descanso.
4 Mis maldades me abruman, son una carga demasiado pesada.
5 Por causa de mi insensatez mis llagas hieden y supuran.
6 Estoy agobiado, del todo abatido; todo el día ando acongojado.
7 Estoy ardiendo de fiebre; no hay nada sano en mi cuerpo.
8 Me siento débil, completamente deshecho; mi corazón gime angustiado.
9 Ante ti, Señor, están todos mis deseos; no te son un secreto mis anhelos.
10 Late mi corazón con violencia, las fuerzas me abandonan, hasta la luz de mis ojos se apaga.
11 Mis amigos y vecinos se apartan de mis llagas; mis parientes se mantienen a distancia.
12 Tienden sus trampas los que quieren matarme; maquinan mi ruina los que buscan mi mal y todo el día urden engaños.
13 Pero yo me hago el sordo, y no los escucho; me hago el mudo, y no les respondo.
14 Soy como los que no oyen ni pueden defenderse.
15 Yo, SEÑOR, espero en ti; tú, Señor y Dios mío, serás quien responda.
16 Tan sólo pido que no se burlen de mí, que no se crean superiores si resbalo.
17 Estoy por desfallecer; el dolor no me deja un solo instante.
18 Voy a confesar mi iniquidad, pues mi pecado me angustia.
19 Muchos son mis enemigos gratuitos; abundan los que me odian sin motivo.
20 Por hacer el bien, me pagan con el mal; por procurar lo bueno, se ponen en mi contra.
21 SEÑOR, no me abandones; Dios mío, no te alejes de mí.
22 Señor de mi salvación, ¡ven pronto en mi ayuda!

Referencias: La Biblia, "Nueva Versión Internacional".


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