(Sergio Jesús Fernández - 2 de Abril de 2009)
Hace poco alguien, a quien quiero mucho, me preguntó si tenía registrados mis escritos bajo el derecho de autor. Le contesté que no, que ya había pensado en eso antes, pero que me había convencido de que mi verdadero interés era el de escribir para que alguien lo leyera, y no para ganar ningún tipo de reconocimiento. Después de todo, le dije, que mejor reconocimiento que el de que alguien se interese en leer lo que uno escribe. Entonces le recordé algo, del poeta español Manuel Machado, que mi madre me leyó una vez en la terraza de nuestra casa en Cuba:
LA COPLA
De Manuel Machado
Hasta que el pueblo las canta,
las coplas, coplas no son,
y cuando las canta el pueblo,
ya nadie sabe el autor.
Tal es la gloria, Guillén,
de los que escriben cantares:
oír decir a la gente
que no los ha escrito nadie.
Procura tú que tus coplas
vayan al pueblo a parar,
aunque dejen de ser tuyas
para ser de los demás.
Que, al fundir el corazón
en el alma popular,
lo que se pierde de nombre
se gana de eternidad.
Si alguien se roba tu obra, recuerda que los ladrones sólo se roban lo que pueda tener algún valor.
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